Memento Amoris

Me desperté temprano  En la aurora de los tiempos, Anhelando inmenso,  La vida exhausta de tu aliento. Te buscaba en la tierra, hurgando,  Medio muerto. Te buscaba en el cielo, un poco incierto, Pero fiero de mi cetro. Hasta ese día aplomado, cuando  Con el vientre te vi,  Bailabas turbia, indiscreta,  Balbuceando a zorada,  Deslumbrada, c omo un ciervo.

Y las palabras francas  Se acercan largas y  te hablan. Se exhiben desnudas,  puras,  Sin mordaza, y  admiras en su cuna, Que la palabra fina, es creación  De vida digna , y  es fortuna.

Nada crece  En la apariencia,  Solo tu ser entero,  Inocente,  Puede M ostrar  Diafana tu esencia.

Solo en el amor completo podemos ser enteros 

Sigo durmiendo  Y despertando sin freno envuelto  en ti/ Pero ahora, penosamente asombrado,  Lo hago desde u n corazón con juicio/ Brotó la sangre, y turbado En mi cielo  sin brillo,  Medito entre el amor y el vicio/ Y en mi solemne suplicio,  No hay intersticio d e vida por mi no visto/ Donde latiendo con disimulo, El amor urgido, no este presente bruñido,  En un corazón ungido/ Iluminando de rojo el camino previsto,  Rotundo, c on el impulso del Cristo/

El vientre sabe siempre,  Cuando e l otro el hierro sufre inerme, Y en la ingrávida vertiente,  Grávidas, nos seducen dos mociones; Decidimos en el cenit ser felices, O en caída, decidimos ser felones.

En el desconcierto elijo a Dios, y acierto.

Matamos graves la inocencia,  Y vivimos leves la indecencia.

Desclavo aun entero,  Del madero doliente mis manos y mis pies. Donde grosero un día sin cielo fui clavado,  Por arrojar venerable la luz al sendero. Es el amor pleno dijeron mis ojos, el que libera,  El amor inocente, Pero que en su estentórea inocencia, es en silencio, Vehemente.

Que queda cuando mueren las estrellas, ... el ser.

En esa ira donde tu inteligencia falla, Reside tenue, tu amor por mí sin falta.